sábado, 19 de enero de 2019

¿A quién beneficia este ataque explosivo y las interpretaciones político-mediáticas dominantes?

El analis anterior en relacion al atentado de ayer en Bogota, es importante que lo puedan leer todo pero es bastante largo y algunos no lo leeran, asi que los invito a leer la ultima parte que copio, para pensar a quien conviene este tipo de actos y no dejarse influir por los medios:

Vale la pena hacer dos preguntas: ¿a quién beneficia este ataque explosivo y las interpretaciones político-mediáticas dominantes? y ¿en qué camino nos ponen las interpretaciones político-mediáticas dominantes sobre el ataque explosivo? Intentemos algunas deducciones razonables: 
- No resulta razonable la posibilidad de que alguna facción de la insurgencia capitalice políticamente este hecho, al contrario cerraría sus canales de comunicación con la sociedad civil. 
- En cambio, este hecho da una gran bocanada de oxígeno al proyecto militarista de la ultraderecha colombiana y la autorizaría a abortar todos los escenarios de superación del conflicto armado sepultando de una vez por todas el Acuerdo firmado con las FARC-EP y cerrando toda posibilidad de diálogo con el ELN. Paralelamente se impone de nuevo la vocación contrainsurgente del Estado colombiano, que nunca ha desaparecido, profundizando el tratamiento de guerra hecho a la protesta social cuya legitimidad incontestable en la opinión pública se había logrado con el ambiente de pacificación de los últimos años.
- La construcción muy bien definida del enemigo en la insurgencia del ELN (organización supuestamente protegida por militares venezolanos en la frontera, de acuerdo a matrices de opinión mediáticas) cuyo escenario de operación principal es la frontera con Venezuela permite avizorar una avanzada militar sin precedentes sobre esos territorios. Operación que probablemente encubrirá los movimientos militares y paramilitares dirigidos por el Pentágono para desplegar finalmente la invasión de Venezuela. En este sentido, la explosión en Bogotá sería una operación de "falsa bandera", "falso positivo", un autoatentado del Estado colombiano y el Pentágono para construir finalmente un casus belli, un motivo de guerra, contra el Estado bolivariano. Un movimiento sincronizado con la construcción de un estado paralelo golpista en Venezuela bajo la figura de Juan Guaidó. Si este fuere el curso de los hechos, nos hallaremos ante una época enteramente nueva marcada por la guerra a gran escala y un hecho de relevancia continental e incluso planetaria.